Yo llevo poco tiempo viviendo en estas tierras, justo al lado de algunas de ellas, a mitad de camino entre Torres y Graus, y desde luego, no me pasan desapercibidas. Cuántas veces, medio en broma medio en serio, me he planteado con mis compañeros Jesús y Merche, la manera de acabar con ellas o, al menos, de llamar la atención sobre su presencia, logrando que los medios consigan lo que los ciudadanos y la justicia no han podido conseguir y poniendo, de paso, un poco de arte sobre su obseceno esqueleto de gigantes medievales o meninas desaforadas. De todas esas ideas, me quedo con la que le vino a la cabeza a Jesús: tender un enorme cable entre dos de ellas, las que, precisamente, flanquean la carretera de Graus a Benabarre, y convertirlo en tendedero de enormes calcetines malolientes, calzoncillos gigantes (porque hay que
tener muchos huevos para seguir aguantando estas torres) y descomunales sostenes. Toda una pancarta en favor del desarrollo sostenible. Pero me temo que se quede sólo en un deseo, es mucho cable y mucha tela para poco bolsillo. Aunque, claro, siempre nos queda el photoshop para hacernos una idea y para que alguien con más medios se la tome en serio y la lleve a efecto. No estaría mal, no. Así sí que no iban a poder dejar de ver las torres.
En fin, que algo habrá que hacer además de verlas noche y día como si nada. Y para ello que mejor que empezar por asistir a la mesa redonda que bajo el título "Torres alta tensión: en Francia y Cataluña se soterran, ¿y aquí?" ha sido convocada para este próximo lunes 25 de agosto, a las 20 horas, en la Casa de Cultura de Graus. Contará, como reza el cartel, con
la presencia de todos los partidos políticos.Esperemos que cuente también con la presencia y la voz de los ciudadanos: es una buena ocasión para ser oídos y para poner sobre la mesa las cuestiones que antes apuntaba.
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