miércoles, 17 de febrero de 2010

Rajoy al desnudo



El espectáculo mediático que nos está tocando sufrir en estos últimos días está dejando al descubierto la cruda realidad del sistema económico y político español (y en gran medida occidental). Hoy más que nunca resulta evidente que la soberanía nacional no recae en el pueblo y que la mal llamada "monarquía parlamentaria" es sólo una forma más de la plutocracia que domina el planeta, que en nuestro país ha adoptado, gracias al bipartidismo, las formas del viejo caciquismo decimonónico.
La fórmula es así de simple: cuando los vientos son favorables la derecha alcanza el poder y se dedica a inflar la burbuja de la economía especulativa. Cuando la burbuja revienta, la mal llamada izquierda socialdemócrata, hace el trabajo sucio a la derecha y allana el camino para su regreso triunfal entre los sones de las consignas con las que nos bombardean a diario los mal llamados "informativos" (en su mayor parte medios propagandísticos que serían la envidia de Goebbels). En todo momento los Sagastas y Cánovas de la nueva monarquía borbónica, mantienen la maquinaria engrasada con manipulación, cinismo, falacias y llamamientos al voto útil y a la razón de Estado. De lo que al final se trata es de que los ricos roben a los pobres con el consentimiento tácito de éstos. En unos casos (cuando la derecha gobierna) por el bien del Dios Capital y en otros (cuando la releva la socialdemocracia) por nuestro propio bien.
La ofensiva en estos días de la derecha española (una explosiva mezcla de ultracatolicismo, antiguo régimen y neocom) demuestra que hemos llegado al punto de inflexión en la mal llamada crisis. Quiero decir que su desvergüenza, alimentada por la ineficacia y pusilanimidad de los que se consideran a sí mismos socialdemócratas y hasta por los sindicatos "mayoritarios", demuestra que ya hemos olvidado que esta presunta crisis no es más que el producto de un saqueo a escala planetaria sustentado en la estafa (¿se acuerdan de las subprime). Ahora es pues el momento de volver a la carga y hacer que el contrario, abrumado por una avalancha de críticas y por su intrínseca inseguridad (a estas alturas la socialdemocracia no representa ningún sistema político y económico alternativo) gire a la derecha y haga la política que la propia derecha no se atrevería a hacer. Cuando ya no se pueda robar más al pueblo, el poder volverá por sí solo al Cánovas de turno.
Prueba de que lo que digo podrá ser un análisis un tanto simplificado, pero en absoluto erróneo, es el hecho de que la derecha, con el señor Rajoy a la cabeza, se dedica en estos días simplemente a criticar la política económica de Zapatero (cosa bastante fácil, por otra parte) sin ofrecer nada a cambio. De sobras sabemos cuáles son sus recetas, pero es mucho mejor guardarlas como si se estuviera en posesión de una fórmula mágica, que mostrarse al desnudo (algo que desbarataría sin duda su única estrategia: la conquista del poder político... que el real ya lo tienen, claro).
Nada más fácil, sin embargo, que conocer el ideario político y económico del líder del PP. ¿Sabían ustedes que en su juventud (¿fue alguna vez joven Rajoy?) se dedicó a escribir artículos de opinión en los periódicos de su tierra natal? Lean sus propias palabras y entenderán por qué el PP prefiere guardarse su "sabiduría".
¡Que no nos pase nada!

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