No me gusta informar ni opinar sobre lo que no conozco de primera mano así que, pese al triste panorama que voy a ofreceros, me dedicaré en exclusiva a realizar una crónica de lo que vivimos ayer en el rincón del Alto Aragón en el que a un servidor ha decidido echar raíces, esto es, entre la Baja Ribagorza y Barbastro, ciudad, esta última, adonde acudimos varios compañeros de la Ribagorza para sumarnos a la manifestación que allí se había convocado a las 19:30 horas.
No entraré, por tanto, en una valoración de los resultados de la Huelga General de ayer 29 de septiembre en su conjunto, algo que, por otra parte, llevan a cabo hoy todos los medios de comunicación, tratando en la mayoría de los casos de que el ruido prevalezca sobre la información y de que el fondo del debate se desvíe, convenientemente, hacia las ascuas que cada cual quiere atizar. Os dejo, en todo caso, con un análisis acerca de la huelga, que considero interesante y lúcido, como es el que ofrece hoy el presidente de ATTAC en su web (http://www.attac.es/reflexiones-sobre-la-huelga-general-hablemos-claro/) así como con la página de seguimiento de la Huelga General en Kaosenlared, que creo especialmente útil para el que quiera sacar sus propias conclusiones, al estar basado en testimonios de primera mano y en el que, justo es señarlo, se puede observar que una de las constantes que ayer dominaron fue la actuación absolutamente desproporcionada de los llamados "cuerpos de seguridad" del Estado (http://www.kaosenlared.net/noticia/policia-democratica-reprime-duramente-manifestantes).
Voy pues a esa triste crónica que os anunciaba que, si bien no será representativa de lo acontecido en el conjunto de Aragón o de España, sí debe servir para reflexionar sobre la sociedad en la que nos toca vivir día a día en estas tierras.
Para ello debo empezar por una autocrítica con respecto a mi participación en la huelga. Para quienes no lo sepáis, un servidor ejerce como trabajador de la enseñanza, esto es, como profesor de enseñanza secundaria en el IES "Baltasar Gracián" de Graus (Huesca). Pues bien, con un cierto derrotismo, largamente incubado en anteriores experiencias huelguistas y solidamente afianzado en la sarta de estupideces que me tocó oír en días previos de boca de algunos a los que con bastante dificultad me toca considerar "compañeros", quien firma esta líneas decidió ayer hacer huelga sin más, esto es, sin plantearse, por ejemplo, organizar ningún tipo de reunión de coordinación con sus "compañeros" o ninguna posible concentración o piquete, plenamente convencido, en fin, de que con suerte sólo dos o tres más de los profesores del centro en el que trabajo secundarían la huelga. Más tarde supe que no había sido así, y que la participación en la huelga, aunque no había paralizado el instituto, si había sido mucho mayor que en anteriores ocasiones y muy superior a la más optimista de mis derrotistas suposiciones. En concreto, fuimos 6 los compañeros (esta vez sin las comillas peyorativas) que ejercimos el derecho a la huelga, o sea, en torno a un 30 % de la plantilla (algo que al parecer desconoce totalmente la prensa escrita que hoy puede leerse). También supe, y esto es lo que más me dolió y por lo que hoy no puedo perdonarme mi pasividad, que una compañera asumió a solas el papel de piquete informativo en el instituto, repartiendo a la entrada del centro unas hojas con una relación de los motivos que justificaban la participación en la huelga, hecho que la honra, aunque le reportó, además de una triste sensación de soledad, el desprecio de más de uno y algún que otro desagradable encontronazo.
En eso quedó todo por la mañana, en un día de Feria de San Miguel en Graus en el que, francamente, la huelga tuvo una escasísima repercusión, aunque no tan pobre como para afirmar, como así se oyó en algunos medios, que el instituto, por ejemplo, había funcionado con absoluta normalidad.
No me resisto, en fin, por lo que os he contado, a reproducir aquí el texto íntegro que nuestra compañera repartió en la puerta del centro, pues es un resumen perfecto tanto de los motivos que justificaban sobradamente secundar esta convocatoria de huelga, como de las repercusiones de los recortes del Gobierno en el centro de enseñanza en el que trabajo, que, lejos del optimismo de las declaraciones de algunos, a lo que les parece "pecata minuta", están afectando ya de manera grave a la calidad de la enseñanza que podemos llegar a impartir aquí:
RAZONES PARA UNA HUELGA GENERAL, NO DE UN DÍA, SINO INDEFINIDA:En la enseñanza concretamente con los recortes al sistema público de junio estamos pagando las consecuencias en el inicio de curso; aumento de ratios, disminución de plantilla, supresión de desdobles, eliminación de programas.
- Se amplían las causas para despedir
- Se limita la tutela administrativa y judicial de los despidos
- Se facilita el *despido express *por causas objetivas para eliminar los salarios de tramitación
- Estos despidos pasan a estar subvencionados con recursos públicos
- En el despido objetivo, se rebaja el plazo de preaviso y la indemnización en caso de incumplirse
- Al legalizarse los despidos, se pierde el derecho a la estabilidad en el empleo, y se produce una reducción sustancial de la indemnización por cese
- La reforma del despido afecta sobre todo a los actuales trabajadores fijos con mayor antigüedad
- Ante la misma situación en la empresa, ha convertido en más barato despedir a los trabajadores que, simplemente, cambiarles el horario o los días de trabajo, o un traslado a otra localidad
- En la práctica, la aportación del FOGASA supone que despedir a los trabajadores fijos cuesta lo mismo que despedir a los temporales
- Se facilita la utilización del *despido express*, sin causa y con indemnización rebajada, y sin abono de salarios de tramitación
- Se subvenciona el cese de estos trabajadores a cargo del FOGASA. El ministerio admitirá expresamente que la subvención se abone aunque la empresa reconozca que no tiene razones para el cese y el despido improcedente
- La financiación pública supondrá que el despido sin causa tendrá un coste para la empresa de 25 días de salario por año de servicio, en lugar de los 45 días por año del despido improcedente
- La empresa tendrá capacidad para suprimir los derechos establecidos en los convenios colectivos sectoriales
- Se amplía la capacidad del acuerdo de empresa para fijar un régimen salarial inferior al establecido en el convenio del sector
- Se reconoce el poder del empresario para incumplir los derechos establecidos en los pactos y acuerdos de empresa
- Se podrán tramitar despidos colectivos y objetivos en las Administraciones Públicas (los que creen que serán más felices si otros trabajadores pierden derechos están de enhorabuena)
En este instituto este año hay un profesor y medio menos, con lo que el resto de la plantilla ha tenido que aumentar el número de sus guardias.
Si no actuamos como trabajadores conjuntamente y solidariamente aunque no todos podamos decir que sufrimos las consecuencias de la misma manera, no habrá manera de parar esto e irán a más privatizaciones, contratación de interinos por ETT, etc...
Pasando a la crónica de la tarde, el que suscribe estas líneas había quedado con media docena de compañeros de la Ribagorza en sumarse a la manifestación que los sindicatos mayoritarios habían convocado en Barbastro por ser esta la localidad más cercana a nuestro territorio en la que se hubiera convocado un acto de protesta. Y allí que nos fuimos para encontrarnos en una situación que, como dijo una de nuestras compañeras, resultaba absolutamente surrealista.
En efecto, a las 19:30 nos reunimos en "los jardinetes" de Barbastro en torno a unos cien participantes, entre los que eran mayoría los miembros de los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO. Se desplegó la oportuna pancarta y se posó ante la prensa para la foto de rigor. Sin embargo, cuando los que hasta allí nos habíamos desplazado esperábamos iniciar la marcha por el recorrido establecido por la manifestación (hasta el edificio de los sindicatos), nos encontramos con la sorpresa de que los convocantes daban por acabado el acto con la mera concentración al considerar que no merecía la pena manifestarse dado el escaso número de personas.
Afortunadamente, algunos de los compañeros de CCOO y los que habíamos acudido desde la Ribagorza nos negamos a semejante expresión de derrotismo y después de discutir brevemente con el resto de compañeros, nos hicimos con la pancarta y con la mayor dignidad posible realizamos el recorrido completo de la manifestación, tal como estaba previsto, convencidos de que pese a la escasa participación en ésta (unas 50 personas) era absolutamente imprescindible no renunciar al derecho a manifestarnos (derecho que no se ejerce, se pierde), mostrando así nuestra protesta ante la situación que motivaba esta huelga. No quiero acusar directamente a la UGT del intento de haber reducido la manifestación a una mera concentración, pues alguno de sus afiliados nos acompañó en ella; pero quedó muy claro que fueron sus representantes los que optaron por semejante claudicación, negándose la mayoría a acompañarnos.
Fue en fin, un acto absolutamente minoritario por las calles del feudo del Opus Dei, sometidos a las miradas altivas de muchos transeuntes, a los que se increpó (eso sí, sin el menor atisbo de violencia), recordándoles que sufrirán tanto como cualquiera de nosotros las consecuencias de las reformas laborales y los recortes de derechos del neoliberalismo encarnado en el bipartidismo al que nos ha abocado este régimen político que se pretende democrático. Pero ante todo, fue un acto hermoso, extremadamente bello por la gran dignidad de los compañeros que decidimos hacer nuestra esta huelga y "tirar pa'lante" convertidos quizá en eso que Juan Ramón Jiménez llamó la "inmensa minoría".
Surgen hoy en el recuerdo de la jornada que ayer vivimos varias reflexiones entre amargas y esperanzadas:
- La primera es que estoy convencido de que si la mayoría de nuestros compañeros y vecinos no secundaron la huelga fue en gran medida por ese piquete empresarial y mediático del miedo, que resulta especialmente eficaz en un ámbito rural dominado por el viejo caciquismo, que hace que uno se lo piense dos veces antes de "darse a entender" y de quedar marcado para el futuro en un territorio en el que el trabajo es escaso, son pocos y muy poderosos los que lo ofrecen y todos nos conocemos.
- La segunda, es que no entiendo la actitud de nuestros "compañeros" funcionarios que decidieron no secundar esta huelga, pese a haber sufrido ya un importante recorte en su sueldo y en las condiciones y la calidad del trabajo que deben llevar a cabo. Al fin y al cabo, quienes hemos conseguido tras años de esfuerzo (que no pueden llegar ni a imaginar aquellos que nos critican) alcanzar la condición de funcionarios, somos unos privilegiados, pero no por la razones con las que habitualmente se nos critica, sino porque, al fin y al cabo, para nosotros no resulta tan grande el sacrificio económico de un día de huelga ni estamos sometidos al poder de coacción de los empresarios locales, teniendo, por contra, en el caso de los educadores, en el que me encuentro, una importante responsabilidad, que ha de ejercerse siempre desde el ejemplo, con respecto a las generaciones futuras, a las que estamos engañando muy a nuestro pesar con el mensaje de la necesidad de formarse para mejorar sus perspectivas de futuro, que hoy por hoy, si no se consigue frenar la deriva neoliberal de las políticas dominantes en Europa, son muy escasas, por no decir nulas (sin duda la reforma laboral actual, como se ha reconocido desde numerosas instancias, deja fuera de esta sociedad a toda una generación de jóvenes).
- Por contra, las pocas personas que decidimos secundar la huelga (en muchas ocasiones desde una postura crítica con los sindicatos mayoritarios) dimos ayer una muestra de dignidad tan alta que, sin duda, acabará removiendo conciencias y haciendo que, más tarde o más temprano, nazcan los nuevos brotes que nos saquen de esta crisis, que no serán, por supuesto, esos famosos brotes verdes de las grandes cifras macroeconómicas, sino los brotes de una nueva sociedad civil que empieza a crecer desde el convencimiento de que no hay que esperar a que otros se muevan por nosotros, sino que debemos ser cada uno desde nuestro propio compromiso y mano a mano con los que solidariamente quieran unirse a la acción los que construiremos un nuevo mundo en el que, como pasó ayer en Barbastro, iremos dejando atrás por caducos y obsoletos a los que ven pasar la vida desde las aceras o se quedan inmóviles y de brazos cruzados por el derrotismo. Por mi parte, me he prometido a mí mismo no volver a caer en ese estado de ánimo llamado derrotismo que resulta tan beneficioso para los voceros de la propaganda del capital.
1 comentario:
Enhorabuena por tirar "palante" en un mundo en que el pensamiento colectivo obedece a los dictados de belen esteban (con mayusculas solo se ponen los nombres de las personas) y de quienes elaboran los productos ideologicos repartidos por los marchantes del miedo.
SALUD Y REPÚBLICA
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