miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL TRAJE DEL EMPERADOR

..................-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífico traje! ¡Qué hermoso es todo!

Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo el inexistente traje.

Así termina el cuento de Andersen en donde se narra como dos truhanes se aprovechan de la credulidad del emperador y de la estupidez de sus vasallos. Cuando los vasallos/votantes se conviertan nuevamente en ciudadanos y recobren la inocencia del chiquillo del cuento, los trajes como los de la foto solo servirán para anunciar las tiendas de ropa de la capital del imperio.


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