Mi querido Frantz Petiteau me ha enviado últimamente bastante información acerca del proyecto de Travesía Central de los Pirineos, del que podéis informaros con detalle en varios de los enlaces que he estado colgando en la sección correspondiente a los "Pirineos", muy especialmente en la web de EPINE.
Francamente, conocía poco o nada de este proyecto hasta recibir la abundante información que me ha hecho llegar Frantz y desconocía la fuerte oposición (basada en muy sólidas razones) que ha despertado en la población de los valles franceses afectados. Os invito, pues, a que conozcáis de primera mano este proyecto que, una vez más, antepone los principios economicistas a los del desarrollo sostenible respetuoso con el medio ambiente, al tiempo que pone en peligro nuestro patrimonio natural, una de nuestras principales fuentes de riqueza.
Es un tema delicado, por supuesto, sobre todo y como siempre, porque los discursos con los que se nos "venden" estos proyectos tratan de despertar la simpatía y la adhesión de las tierras por las que discurren con promesas de trabajo y desarrollo, que ocultan su carácter puramente colonialista. Éste se pone de manifiesto en la ligereza con la que se trazan líneas en los mapas, poniendo en juego nuestra riqueza y patrimonio (la de quienes vivimos en esta tierra por encima de fronteras administrativas) para beneficiar, en realidad, a intereses ajenos y territorios muy alejados de nuestros valles, que son quienes, más allá de ningún discurso y de ninguna duda, obtienen siempre el verdadero fruto de nuestra riqueza, ofreciéndonos como moneda de cambio el pago en nuestras carnes del coste medioambiental y un futuro en entredicho.
En su último mensaje, Frantz me informa en particular de la reunión que, a iniciativa de la asociación Terra ma Terre, tuvo lugar el pasado 20 de noviembre en Bagnères de Bigorre (a la que también se refiere el recorte de prensa que encabeza estas líneas) y en la que los habitantes de esta villa mostraron su solidaridad con los de los valles de Argèles y Aure, directamente afectados por el proyecto de travesía.
Un ejemplo de solidaridad que deberíamos imitar en el resto de los territorios pirenaicos ante cualquier agresión a nuestro patrimonio natural y calidad de vida.
Ya se sabe: la unión (y la conciencia de esa unión) hace la fuerza.
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