Creemos que es una reflexión muy valiosa sobre el problema que puede generar el uso de Google o Wikipedia como medios de acceso al conocimiento. Desde nuestro punto de vista, la magnífica labor de estos medios como difusores y democratizadores de la cultura a escala universal, puede volverse en su contra si, como viene a decir el autor, se convierten en las únicas vías de acceso (lo que ya está ocurriendo entre muchos de nuestros jóvenes y no tan jóvenes) al saber.
Quien controla los resultados de la búsqueda controla también al autor de la búsqueda” podría ser un lema apropiado para nuestros tiempos. La triste verdad sobre Internet es que lo que comenzó como una liberadora multiplicidad de fuentes de información ha ido quedando reducido a un puñado de monopolios del conocimiento, con Google y Wikipedia a la cabeza de todos ellos. Mientras seguimos aferrados al mito fundacional de la Telaraña Mundial, según el cual una sociedad de la información equivaldría a un mundo informado a partir de una diversidad de informaciones, la realidad es ya una pesadilla. El mundo en línea se ha convertido en un montón de basura de información distorsionada recogida por programas informáticos sin alma al servicio de la publicidad. A medida que decrece el número de estadounidenses que utilizan las bibliotecas para alcanzar la sabiduría, Internet se ha convertido crecientemente en la fuente primaria y a veces única, de educación para segmentos enteros de la población. Pero, confiar en Internet para cubrir todas nuestras necesidades informativas es un recurso peligroso, cuando funciona para homogeneizar el pensamiento.Cuando una noche me encontré un roedor del tamaño de un perro hozando en mi contenedor de basura orgánica, le pregunté a un amigo si alguna vez había visto una criatura así. Me dijo que se trataba de una nutria, y me explicó que era originaria de América del Sur y que había sido importada como fuente de pieles baratas, y que ahora vivía en estado salvaje en la zona noroeste de la costa del Pacífico. Fascinado, entré en Internet para saber más. Y Google me condujo a una página de Wikipedia en la que pude leer, alarmado, los datos y las palabras exactas que mi amigo había utilizado para describir el animal. Era evidente que había hecho la misma búsqueda en Google, había pinchado la misma página de Wikipedia, y simplemente me había recitado la información allí disponible. Por supuesto, no culpo a mi amigo por haberme dicho lo que sabía, pero me perturbó que ambos hubiéramos descubierto los mismos datos escritos por un colaborador anónimo.
Wikipedia es una fuente de conocimiento particularmente poco fiable, y sin embargo, se rumorea que debido a un acuerdo secreto con Google, ocupa los primeros lugares en muchas operaciones de búsqueda. Pero si usted, por ejemplo busca en Google para saber algo de teología y lee alguna de las 16.000 páginas de Wikipedia editadas por Essjay, un anónimo contribuyente que asegura tener dos doctorados, entonces probablemente le entrarán ganas de dirigirse a la biblioteca más próxima… a toda prisa. Porque resulta ser que Essjay miente en cuanto a sus credenciales: tiene realmente 24 años, no tiene ningún título de estudios superiores y no tiene ningún conocimiento especializado de los temas sobre los que escribe. Pero el daño ya está hecho. Millones de personas anónimas caminan por el mundo repitiendo las imposturas de este entusiasta lunático. Pero aunque se hayan podido desenmascarar las aportaciones de Essjay, muchos otros usuarios anónimos siguen editando los 2.000.000 de páginas de Wikipedia en su versión en lengua inglesa que siguen informando a los curiosos de modo nada fiable a la vez que sirven a la causa de la homogeneización del pensamiento. Hasta el Ejército estadounidense se ha unido a esta farsa manipuladora de Wikipedia: un investigador ha revelado recientemente más de 80.000 modificaciones introducidas en los servidores militares.
Hace un par de años, el U.S. Government’s National Center for Education Statistics (Centro nacional de estadísticas educativas del Gobierno de Estados Unidos) realizó una encuesta a escala de todo el país y descubrió que el 87% de los adultos estadounidenses son “incapaces de comparar los puntos de vista expuestos en dos editoriales distintas” debido a la falta de la competencia lectora necesaria. Se trata de una noticia alarmante de la que nadie pudo ofrecer una explicación suficiente. Pero quizás la respuesta está ante nuestros ojos, en la pantalla: es posible que los adultos estén perdiendo la capacidad de comparar múltiples puntos de vista porque están expuestos a un número de ellos que decrece día a día. Para el creciente número de personas que leen sólo Internet, parece haber un acuerdo tremendo respecto a qué es verdad: es todo aquello que afirman Google y Wikipedia. Pero si el que controla los resultados de la búsqueda controla también al autor de la búsqueda, entonces nos estaríamos acercando a la amenaza de un consenso tiránico.
Estamos ante un terrible futuro, a menos que estemos dispuestos, con valentía, a decir no, a ignorar las verdades fáciles y a buscar los intrincados lugares del conocimiento. Lo que necesitamos ahora es aventureros de la verdad y exploradores de la sabiduría en la jungla del pensamiento que compartan sus descubrimientos fuera de la Red. Cuando las verdades más estimulantes puedan descubrirse únicamente con el ordenado apagado y en debate con nuestros amigos, habremos ganado la guerra contra la homogeneidad y estaremos más cerca de controlar nuestro futuro.
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